El cielo está despejado, como todas las noches en el medio del desierto. El calor en el suelo arenal ya se disipó horas atras. Un hombre marcha lentamente en dirección a una ciudad que desconoce, desplazándose entre las dunas como una criatura nocturna.
Ya no tiene idea de cuantas leguas ha caminado, pero sabe que el destino se acerca. Ya se puede ver las primeras señales de la civilización, comenzando con rastros de basura en la cercania.
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