todo lo que quieran

He creado este espacio para continuar el juego que empezamos en mi sitio de Yahoo 360. De esta manera, teniendo un blog destinado exclusivamente a escribir el cadáver exquisito más largo de la historia, ya no tendremos inconvenientes por disponibilidad.

Siéntanse libres de escribir lo que quieran. Dentro de lo posible se debe guardar una relación con el contenido anterior. Cualquier idioma está permitido.

Los aportes deben ser hechos como comentarios. De tiempo en tiempo haré un nuevo post, partiendo el desarrollo, para que la página no quede muy pesada y todos puedan leer fácilmente el texto.

Todas las historias tienen un comienzo

El cielo está despejado, como todas las noches en el medio del desierto. El calor en el suelo arenal ya se disipó horas atras. Un hombre marcha lentamente en dirección a una ciudad que desconoce, desplazándose entre las dunas como una criatura nocturna.

Ya no tiene idea de cuantas leguas ha caminado, pero sabe que el destino se acerca. Ya se puede ver las primeras señales de la civilización, comenzando con rastros de basura en la cercania.

3

La última vez que estuve muerto soñé con ella. Me dejé llevar por ese sueño romántico de pieles oscuras y ojos grises. Hoy la veo ensayando su muerte, quedándose quietecita en la cama y apretando los ojos. Llor, irremediablemente. Quisiera arrancarme estos ojos fantasmas que me molestan.

Quisiera no ver.

2

Despertar, despertar.....

Resuena la palabra en los oídos de Natalia, como una campana. La molesta, la hiere.
Natalia quiere quedarse dormida ensayando su propia muerte.
Ella quiere dejar que los demás despierten y sufran cuanto quieran mientras ella está calentita bajo las colchas.

Hace un esfuerzo y logra olvidarse, no percibir, los ruidos que vienen de la calle y se incrementan. Con un esfuerzo más grande convence a su madre de que es imposible despertarla.

Trabaja duro Natalia, para evitar que la despierten. A pesar de eso, aún dormida, escucha todas esas voces de recriminación que la atormentan.

1

Cantando a dos lenguas, o a tres, o a cuatro, el hombre gritaba 'hello' y se desvivía. Corriendo alegre, con su dibujo de un hombre bajo la lluvia en el que no pintaba paraguas ni botas, nada le importaba.

Reía como un pobre miserable, un pobre tipo, estallando de contento.