La última vez que estuve muerto soñé con ella. Me dejé llevar por ese sueño romántico de pieles oscuras y ojos grises. Hoy la veo ensayando su muerte, quedándose quietecita en la cama y apretando los ojos. Llor, irremediablemente. Quisiera arrancarme estos ojos fantasmas que me molestan.
Quisiera no ver.
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